Oscar Fingal O'Flahertie Wills Wilde

sábado, 13 de febrero de 2010

Llenando Huecos. *63er. Relato.



Era una sensación tan extraña el sentirme solo; si, tenía el novio ejemplar, la casa perfecta y todo a mi disposición, pero faltaba algo; el internet me ayudaba a distraerme, redes sociales, perfiles paginas y miles de sitios al alcance de todos. Algo bueno surgirá de aquí.

La primera vez que leí en mi TL de twitter el ofrecimiento de un extraño para tener sexo me negué, la segunda vez lo considere, pero al final negué de nuevo; por último, la tercera vez hubo ofrecimiento monetario: acepte. Intercambio de MD’s y el encuentro quedo pactado, al día siguiente en un hotel muy sin importancia.

La adrenalina recorría mis venas, sentía un cosquilleo extraño y la duda en m mente:
– ¿las prostitutas de verdad no besan?–
No lo podía saber nunca había convivido con alguna:
–¡qué demonios! un beso no mata a nadie…–
En la habitación, @alguien me sujeto por la cintura, rodeo mi cuerpo, olio mi cabello, mordisqueo mi cuello empezando por la nuca, de inmediato sentía su excitación, la firmeza de su sexo contra la redondez de mi trasero, sus manos en mi pecho, desabotonando mi camisa, me deseaba, yo solo podía gemir, aquella sensación era diferente, el jugueteo sexual se intensificaba, quería poseerme, yo quería conservar esa emoción; al fin caímos en la cama, rápidamente lo despoje del pantalón, lo mismo hice con su ropa interior; el forcejeaba con mi camisa, me tomo por la cintura, me acerco a él, dejando caer mi peso sobre sus muslos, sin yo quererlo me tomo del cuello y me acerco a su cara; nos besamos. Con el mínimo esfuerzo me tomo por el trasero, coloco mi piernas en sus hombros y me embistió; aquello no era una sensación nueva para mi, había sido penetrado un sinfín de veces, pero aun así se sentía diferente, se sentía bien… demasiado bien; por un segundo olvide quien era, olvide mi nombre, olvide el nombre de mi novio, solo me entregue a la sensación de estar en aquel lugar abierto a todo lo que viniese. Cuando @alguien termino, y mientras se vestía, elogio el acto y me dio la cantidad de dinero acordada, y fijo la siguiente cita. Me negué, le asegure que aquel placer solo lo probaría una vez. Tome el dinero y me marche de aquel hotel. Rápidamente regrese a casa con mi novio.

Pero cada que mi novio sale de la ciudad, o se porta distante recurro a twitter, y elijo algún hombre al azar, que me pueda dar placer y pagarme por ello. No sé si en realidad lo que me excita es tener relaciones con desconocidos o el dinero. Eso trato de averiguarlo encuentro tras encuentro, y aun busco la respuesta.

*Relato de Mr. Z
Autor: Aramis Oliver @armizao

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