
Hace unos días, publiqué en mi blog una sentida misiva, en la que sin pena y tantita gloria, mostré mi interior; contando a propios y extraños la forma en la que me rompieron arteramente el corazón. Gracias a ese post, mi correo eléctrónico, mi bandeja de mensajes de FB y Twitter han sido colmados de mensajes llenos de afecto, empatía...
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