La primera vez que leí a Oscar Wilde era muy niña, conocí "El gigante egoísta" y desde ese día hasta hoy, es y seguirá siendo -por mucho- mi escritor favorito. Visitar en dos ocasiones su tumba en Pére Lachaise han constituido momentos cumbres en mi extraordinaria vida.
Puedo leer su vasta obra una y otra vez, y sigue pareciendo a mis ojos,uno de los legados más importantes en la historia de la literatura universal. Considero que Monsieur Oscar fue el poseedor de una de las mentes más agudas, brillantes y rotundamente poéticas del siglo XX. Su reclusión de dos años en la cárcel de Reading mostró a la humanidad dos lados de una misma moneda:
Que el hombre vulgar puede cometer el acto más innoble al castigar al genio, destrozar la vida pública del más grande literato de su tiempo, avergonzar y llenar de oprobio un linaje, un apellido y una vida literaria.
Y de la misma forma, Reading le obsequió al mundo, la poesía en prosa más sublime y magnánima que Wilde haya escrito jamás. Gracias a Reading he aprendido que la más abyecta cloaca o la visión Dantesca del mismísimo infierno, es incapaz de matar al talento, el cántico sublime del corazón puro y la inspiración que nace de las entrañas, del pozo más profundo de una alma atormentada.
Gracias Wilde. Las notas de tu corazón siguen cantando dentro del mío, como un pájaro, como ese ruiseñor con corazón espinado y sangrante. Tu genio siempre me acompañará y no me alcanzará la vida para pagarte, para recompensar tu paso por el mundo, tus letras en mi memoria.
"...Y sin embargo, cada hombre mata lo que ama. Que todos oigan esto: unos lo hacen con mirada torva otros con la palabra halagadora; el cobarde lo hace con un beso, con la espada el valiente.
Matan algunos el amor de joven y otros cuando viejos; estrangulan algunos con manos de lujuria, otros con manos de oro: el más amable usa el puñal para que el frío llegue antes. Aman algunos poco tiempo, largamente otros. Hay quienes compran y también quienes venden. El acto es cometido a veces en el llanto y otras sin un suspiro. Pues todos matan lo que aman; pero no todos mueren.
No muere una muerte de vergüenza un día de desgracia oscura; ni nudo al cuello en la garganta lleva ni paño sobre el rostro; ni caen los pies primero por el piso
al espacio vacío."
La Balada de la cárcel de Reading. (fragmento)
Oscar Wilde
Autor: @monerohernandez
Sin Dios y sin Diablo,sólo reconocemos a Linda Lovelace como nuestra profeta