Oscar Fingal O'Flahertie Wills Wilde

domingo, 3 de octubre de 2010

Ikarus I.


En una entrada anterior de este blog, hablé sobre el talento artístico de mi hermano, talento que yo considero valioso, contundente. Él es una persona absolutamente desapegada a las redes sociales, de tal suerte que nunca ha considerado -ni remotamente- la posibilidad de abrir un blog a pesar de mis constantes recomendaciones. En fin, con el propósito de dar a conocer su prolífico trabajo literario, quisiera compartir con los lectores de mi espacio, un vistazo a mi amado Ícaro.

Bauticé de esa manera a mi hermano hace algún tiempo en medio de una charla salpicada de nostalgia y desamor. Ambos amamos la mitología griega así que nuestros desvaríos están plagados de constantes guiños.  En su último desencanto amoroso, montada en un Dédalo sobre protector, le advertí: "Ícaro, ten precaución de volar tan alto, cuida de no acercarte al peligroso sol, no quisiera verte caer al mar o a la tierra con las alas y el corazón destrozados". Fiel a su constante afán de perseguir leyendas, se acercó más de la cuenta al sol que tanto amaba  y se cumplió la profecía. Desde ese día, abrazó al trágico personaje mítico para convertirlo en su símbolo  personal y referencia en sus cantos poéticos.

He aquí pues, el Canto I de su serie "Íkarus" . . . léanlo y discúlpenos si hay contagio.

IKARUS, 
PARTE I.
  
Ángel. . .

Se que prometí no molestarte,
sí me he atrevido a invocarte
es por que recibi la terrible noticia
de que estoy plagado de espíritus malignos.

Muerden de día,
muerden de noche,
los minutos sin ti, 
son gran desastre y castigo.

Extraño las expansiones que te pertenecen.
Cristales y colores sin nombre 
encarnan una especie de recuerdo
que recarga con más metal 
tu costado y tus piernas agudas ...

Precioso accidente
bolsita de incienso
quisiera detentar tu recuerdo
por el tiempo que dura la claridad del sol ...
pero, un fuego grande
incendiario, desdibuja una de mis alas.

La lluvia cae 
en forma de lágrimas
mi espíritu se quema
como perfume.

Tropezando el borde de una nube
me aferro al vapor
y comienzo a caer ...
mi memoria comienza 
a establecer distancia.

La adivinación,
 
me es difícil de soportar.
Mis dedos abandonan
tus fabulosas deidades y
llegan los días de vacilación.

¿Sabes?

Así fue como me entere
que vine en contra
de mi propia
voluntad a la tierra...

Víctor Antonio.



1 comentarios:

Didi on 4 de octubre de 2010, 22:44 dijo...

Quiero abrazarte,también a tu hermano, las letras son parte de su esencia. TUS y Sus letras, contagian, envuelven, sus letras tienen alas.

 

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