Oscar Fingal O'Flahertie Wills Wilde

jueves, 11 de febrero de 2010

Un día mas¨. *56o. Relato.




Este idilio tiene comienzo en Tasqueña la estación de metro quien se encargó de unir a nuestro antagonista con la protagonista, él del barrio de Santiago arriba de san ángel, ella de Churubusco, él, con el tiempo encima para no retrasarse a su entrevista de trabajo y ella con el coraje a flor de piel por el imprevisto de su auto, el cual esa mañana decidió no encender siendo que la noche anterior después de su segundo trabajo y hobbie, no había tenido problema.

Las mejores prendas que podía tener nuestro antagonista eran las que lo arropaban en esa mañana nublada, mientras ella portaba ese elegante vestido nacarado de tela brillosa que se acentuaba de manera espectacular en su bien cuidada, firme y ejercitada figura.

Su primer encuentro fue en la taquilla mientras ella se alejaba molesta de ella por las miradas candentes de los hombres y de envidia de ellas, él preocupado por la hora se acercaba para comprar sus boletos.

El destino vestido de poca ropa roja los orillaba a lo que nunca esperaban.

El grupo de personas que rodeaban a nuestra protagonista era visiblemente mayor al que se acumula normalmente en la puerta para entrar donde fortuitamente se encontraba nuestro antagonista las puertas se abrieron y con ello empezó la arremetida competencia por conseguir lugar y los esfuerzos desmedidos por rosar si quiera la figura firme de nuestra protagonista el ímpetu de la corriente humana que se desbordaba hacia el interior, acompañado de la risa maliciosa del destino coloco a nuestros personajes uno detrás del otro, sin que ella lo pudiera ver.

Ella no cesaba de publicar a través de UBER la molestia que le causaba estar ahí y él mecido por el vaivén cadencioso del convoy rozaba en un principio sin querer esa parte redondeada del vestido que era deseada por todos en ese lugar, en la siguientes estación el poco espacio que quedaba se redujo al máximo al recibir el embate de la gente que entro en General Anaya, ella tras leer un RT que la animaba, dejo seguir el cause de la mañana sin percatarse aun que era victima de exhalaciones contenidas por nuestro antagonista que ya no podía evitar el crecimiento apresurado de su aun inexperta virilidad, poco tiempo paso para que ella sintiera el musculo rígido tras de si y fuera de sentir coraje o aberración, la curiosidad se apodero de ella y decidió responder los roces con ligeros contoneos cadenciosos expertos que provocaron brevemente el humedecimiento de sus pequeñas prendas intimas mismas que empezaban a convertirse en estorbo, en las próximas estaciones, un brusco movimiento del metro los coloco de manera tal que fuera evidente la aceptación mutua del rito previo a lo inesperado la mano temblorosa de ella rosaba sus piernas y esporádicamente la tiesa parte del sorprendido joven quien sorprendido aguanto una exhalación cuando ella estrujo buscando liberar aquel miembro expectante que lloraba por la impaciencia de entrar en lo desconocido, dejo caer su folder beige que contenía su documentación para poder subir de manera discreta el vestido de ella, que respondió adoptando una postura cómoda para recibir lo ke ella misma saco y coloco en la impaciente y húmeda cavidad carnosa, no faltaron testigos silenciosos a esa breve pero completa locura. Solo 2 estaciones mas separaban para el fin de lo que para ellos era algo inimaginable; empapados de si mismos y mutuamente concluyeron súbitamente al ver que en PINO SUAREZ la puerta que los soportaba se abrió y salieron empujados por la gente, él solo vio perderse en el mar de la gente esa cabellera larga y negra que descansaba sobre un par de hombros pálidos mientras que ella se alejaba tratando de disimular el nervio y emoción por lo vivido, ya que en esta ocasión no hubo necesidad de cobrar por sus servicios, servicios que ella consideraba hobbie.

Al fin ella en su trabajo y él apunto de entrar a su entrevista, aun con los sentidos expectantes y quizá temblorosos.

Después de recibir la indicación por parte de la secretaria entro en la oficina de recursos humanos donde estaba ella, quien por primera vez lo saludo diciendo – Buenos días! pero sin saber de quien se trataba, extendiendo su mano derecha respondió el joven, -Buenos días! También sin saber de quien se trataba, porque la hizo suya sin saber que era también prostituta, pero de las que eligen a sus clientes y esa mañana ella lo eligio . . .


Autor: Daniel Pineda @iperesource

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