Oscar Fingal O'Flahertie Wills Wilde

sábado, 13 de febrero de 2010

Te veo. No te veo. *65o. Relato.




Te veo. Te veo el alma. La veo escabullirse a través del cuero, reflejada en mis bragas. Me dices: “Lámeme, puta” y después “chupa, mama”, y yo succiono y lamo. Y a veces lloras. A mi me gustas más cuando lloras. Estás ahí con tu mascara, con esos arnés negros, de cuero, con hebillas brillantes por la transpiración y por la saliva y yo estoy ahí de rodillas con tu verga en mi boca y noto como palpita y en ese palpitar noto un cambio, como un estrechamiento o un encogimiento de la realidad y entonces te escucho llorar, apenas unos soniditos ahogados por el rechinar del cuero, y en aquel llanto cifro algo inconmensurable, así que me aparto un poco las bragas con los dedos por encima de mis nalgas y con el dedo de en medio me toco y tu te calientas más, si es que eso es posible, y gruñes y me gritas: “eso es, tócate, pendeja” y yo te escucho y me toco con más fuerza y es en ese momento cuando te veo. Eso creo. Aunque esta visión siempre sea evanescente, aunque se presente estéril, porque te veo por un segundo y después ya no te veo. Pero sigo con aquello, con tu verga entre mis labios y cuando estás a punto de correrte te apartas bruscamente y me dejas allí de rodillas en medio de la sala, y a nuestro alrededor todo es oscuridad porque las ventanas están con las cortinas bajadas y es tarde y no hay nada más que una pequeña mesita y algunas sillas y tu ahí, en medio de la sala de mi departamento, me miras aunque estoy segura de que no me ves y aunque está oscuro se que estás llorando y puedo escucharte sollozar y decir cosas, dices: “estoy enfermo, estoy jodido” pero yo no quiero escucharte, quiero verte, así que me arrastro un poco y sigo tocándome con los dedos y cuando estoy muy cerca de ti das un paso hacia atrás y si estas llorando cierro los ojos con fuerza porque sé que no te gusta que te vea mientras lloras y entonces me meto otro dedo, a veces uso tres o cuatro, y con la mano derecha me aprieto un pezón hasta hacerme daño y paso mi lengua por mis labios, y mientras escucho tu voz: “puta”, entonces abro los ojos y te veo agacharte hacia mi, con la verga enhiesta en la mano y tus labios succionan mi lengua y restriegas tu mascara de cuero en mis mejillas y me pegas fuerte con el puño, en la cara, en el estomago, y yo me alegro un poco porque estoy muy caliente y porque te siento pero aún así quisiera poder verte de nuevo, aunque sea un instante, pero sé que para poder verte de nuevo tendré que esperar, hasta la próxima cita, until the next fucking email, aunque me cague el twiter y el facebook, porque alejan a las personas mucho más de lo que las acercan, porque las mantienen ocultas y a ti, un hombre de negocios o un doctor o un estudiante de posgrado, te vuelven casi invisible. Pero estoy tendida y tengo muy adentro los dedos – algunas veces tu apartas los labios de mi vagina y me metes la mano y entonces tus dedos y los míos se mueven adentro, casi al mismo tiempo- y tu me pegas fuerte, pero no tanto como para hacerme realmente daño, y me insultas: “¿quieres mi puto dinero, bruja?” y yo jadeo con la respiración entrecortada y explotó y me pregunto quién eres y qué es lo qué quieres de mí, pero en realidad no es algo que importe, lo único que importa es que al parecer tu me quieres y yo te quiero –porque puedo verte-, y puedo esperar una semana o dos hasta recibir tu email o tu mensaje en twiter –jamás hablas por teléfono como todos los demás- , así que cuando te corres en mis tetas y me escupes en la boca siento algo muy parecido a la paz, de tal manera que podemos permanecer tendidos en el piso uno o dos minutos más hasta que te levantas en silencio, te quitas la máscara y te pones la ropa muy lentamente y después dejas el dinero en la mesa y te vas en completo silencio, sin decirme una sola palabra.

* Relato de An Sexton
*Autor: @Erikcuki

0 comentarios:

 

Oh sí, también en FACEBOOK

Term of Use