Oscar Fingal O'Flahertie Wills Wilde

miércoles, 3 de febrero de 2010

Quiero conocerte *14vo. Relato



Tenía media hora esperando que sonara el pinche celular, ya hasta sudaba, de los nervios y la incertidumbre de la experiencia por vivir.
Sonó, por fin, estiré mi mano tan fuerte que hasta se me cayó el aparato al piso y se apagó, lo recogí y encendí con una “temblorina” que hoy me causa risa recordarla, lo encendí y… ahí estaba la voz que estaba esperando, la de mi amigo Román que ya tenía el contacto de las chicas con quienes estaríamos hoy. Yo me negaba a llamarlas “putas”, me parecía denigrante a pesar de la labor desempeñada por ellas, ¿quién diablos era yo para ponerles calificativos? pero
Román siempre les decía así… o peor.

Una media hora después me esperaban los tres (Román también había contratado una chica)afuera de mi casa en el coche, mis manos sudaban… no era fácil estar a punto de tener un encuentro sexual con una desconocida, y menos sabiendo que había invertido toda mi quincena en ella. Era mucho decir para un estudiante que obtenía un “extra” como mesero en un restaurante japonés y se había deshecho de todo su “extra” en contratar sexo. Pero Román era un vendedor de ideas, el muy desgraciado, y en medio de una buena borrachera me convenció de que así debía ser. Hoy era muy tarde para decir que no, sobre todo porque ella ya tenía mi dinero y no había reembolso. Llegué a creer que el muy infeliz era el que las manejaba por la
forma en que me convenció.

Trepé al carro, ahí estaba él y atrás las dos chicas a las que solo vi con el rabillo del ojo. Luego ella me saludó, era “mi chica” y con una voz muy tierna y femenina me dijo “Hola, soy Nubia, tú debes ser mi nuevo amigo, Paco”. Eso me hizo tragar saliva con dificultad para luego contestar con una voz ‘de lelo’: “sí, yo soy Paco”, mientras volteé y vi unos hermosos ojos verdes, una sonrisa lindísima y un cabello brillante y lacio… mi “lelez” c ontinuó por unos minutos hasta que la compañera, más tosca, me dijo: “Yo soy Rubí”… eso me despertó y me hizo volver mi vista al frente.

Fuimos al motel más cercano y Román nos bajó a Nubia y a mi en un cuarto… yo iba
hipnotizado, tanto por la situación, que me parecía embarazosa y muy rara, como por la belleza de Nubia, la cual hizo que se me olvidara que le estaba pagando y que no tenía dinero para los próximos 15 días.

“Luz apagada, nada de besos ni pendejadas”, dijo ella… luego comenzó mi aventura, mis piernas y hasta mis nalgas temblaban, ella me desvistió acariciando lugares que yo no sabía que existían, la aventura incluía erotismo, no solo era sexo, eso hacía más difícil evitar los besos…cuando pasó su lengua por mis pezones tuve sensaciones que combinaban escalofríos con pulsaciones en mi vientre.

No sé ni a qué horas me puso el condón o si yo me lo puse solo, estaba extasiado y vuelto loco…Toda su actividad sobre mi, debajo de mi y al lado mío fue algo impresionante… llegué a tener dos de esos orgasmos consecutivos que el pinche Román acostumbraba presumir… Al terminar,Nubia estaba asustada, hermosamente bañada en sudor, pero con sus ojos fijos en mi, como esperando alguna reacción “normal” de parte mía. Me contó que muchas veces grité “me lleva la tiznada” (literalmente) mientras ella pensaba en detenerse, pues no sabía lo que me sucedía.

Salimos de ahí, yo iba embobado (y eso que no hubo besos), me podía no volver a verla pero también sabía que no debía “enamorarme” (si así podemos decirle) de ella… que así como estaba conmigo lo hacía con otros y que a final de cuentas esto era solo por dinero. Pero ella estaba preciosa, era perfecta pero… en eso resonó la voz de Román mientras ellas se bajaban del carro: “Es solo una puta…, ya déjala ir, idiota”.

Llegué a casa, ni me despedí de Román, tenía 2 años de haber tenido mi “primera vez” con una amiga y… no, no era igual, esto había sido llegar al cielo y las sensaciones en mi vientre aún seguían de solo recordarlo, ¿qué importaba una despedida si nos veríamos al siguiente día? Me recosté, saqué mi celular y encendí mi cliente de Twitter, lo cual acostumbraba hacer seguido… En esa ocasión, mi único “tweet” fue: “Buenas noches”… no di para más, mi mente no estaba aquí gracias a… Nubia.

Pasaron unas 2 o 3 semanas, había tenido que trabajar tiempo extra para recuperar el dinero “invertido” en Nubia. Twitteaba poco, me limité durante ese tiempo a solo revisar el “timeline”pero sin interactuar mucho. Una noche, justo regresando a casa después de un día de exámenes en la escuela, entré a Twitter, y al ingresar vi una mención hacia mí que solo decía, “comenzando a seguir a @p11yz88 por recomendación de…”. El mensaje era de @nununita,curioso nombre de mi nueva seguidora que había llegado a mi gracias al tan afamado “#FollowFriday”

Pues bien, @nununita se convirtió en una gran amiga twittera, teníamos buenas charlas sobre poesía, sociología y hasta de medicina, que era lo que ella estudiaba. No pude negar que me gustó, pero todo quedó ahí, a final de cuentas el avatar que usaba no dejaba verla físicamente,usaba una foto muy poco clara.

Después de un tiempo, un mes quizá, las pláticas llegaban a molestar a otros en twitter, incluso leíamos “indirectas” pidiéndonos retirarnos para no leer conversaciones que no importaban a otros. @nununita y yo seguimos, no nos importó mucho eso. Era extraño, no sabíamos nuestros nombres, ella usaba solo “nununita” y yo era “p11yz88” y lo hacíamos así para no ser “descubiertos” por otros, ya fuese amigos, compañeros de escuela,etc. Pero… un día cambió todo.
Ese jueves por la mañana estaba un mensaje directo en mi cuenta “Quiero conocerte y charlar contigo”, era de mi amiga. Accedí contento, con nervios y dije, “claro, nos vemos, si gustas, en la cafetería de la facultad de medicina a las 11:00 hoy mismo”.

Su siguiente mensaje fue el inicio del cambio: “cambiaré mi avatar, para que sepas cómo soy”. Esperé paciente el cambio y de pronto…

¡No chingues!, dije unas 20 veces tomando mi cabeza entre mis manos… Era Nubia, @nununita era Nubia, la misma a la que había pagado por el sexo más extraordinario de mi vida, que… no había sido mucho pero era para mí bastante después de conocerla.
No podía ser posible ¿cómo me iba a aparecer delante de ella? ¿como el cliente con el que había tenido sexo o como su amigo de twitter que quería filosofar con ella?

Quería que todo fuera un sueño.

La ciudad era pequeña, 400,000 personas no son muchas cuando solo interactúas con un sector de la población y la probabilidad de contratar a una prostituta que sea conocida no es alta,según yo… la práctica hizo realidad la probabilidad mínima.
Me conecté a twitter en mi celular antes de entrar a la primera clase de ese día, había otro mensaje que decía: “ahí estaré a las 11:00, no faltes”
No le dije nada a Román, para él ella era solo una puta y solo merecía palabras despectivas,para mi era un sueño y yo era aún muy impulsivo, quería verla, sí, pero… tenía miedo.
Nos citamos en la cafetería de la universidad, iba a fingir no conocerla, además nos habíamos visto poco y casi todo fue con las luces apagadas, ella llevaba mucho maquillaje y… ¿qué podía pasar?

Bien, pues, pasó… y no fue agradable. Ella llegó a la mesa y al verme se puso pálida, después su rostro tomó el color de sus labios… la escuché decir “no puede ser…” y justo cuando me levanté y le dije: “Espera Nubia”, ella corrió y se perdió entre la gente.

¡Estúpido! Me repetí mil veces. Mientras tomaba un refresco… sentía que todos me veían y sabían mi historia, pero era solo mi sensación de vulnerabilidad que surgió cuando ella salió corriendo. ¿Cómo diablos pensé que no iba a reconocerme?
Unas tres horas y dos clases después entré a twitter, su cuenta ya no existía y, aunque busqué otra Nubia, ninguna coincidía, se había ido y ahora solo me quedaba su celular, el cual solo me daría acceso a su voz, pero jamás a ella.

Nunca le conté a Román, lo dejé como un secreto y él nunca entendió por qué “su chica” ya nunca quiso volver a ser contratada por él. Yo busqué por meses a cualquier Nubia en Twitter,cuando alguna aparecía se sentía intimidada por mi insistencia en saber de ella y terminé bloqueado por, al menos, tres chicas.

Finalmente desistí, Nubia se había ido y solo quedaba el recuerdo de una noche maravillosa en la que olvidé que había pagado por estar con ella.
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Relato de "El Coleccionista de Cuentos"
*Autor: Eduardo Porras @eduardopolis

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Esto está de risa loca.

Anónimo dijo...

Este relato me encanto! Tiene un toque de romanticismo y realidad, porque no siempre las cosas son como aparecen! Excelente!!

 

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