Oscar Fingal O'Flahertie Wills Wilde

jueves, 4 de febrero de 2010

Ménage à troix *16o. Relato


@frutoprohibido #yoconfieso que extraño hurgar en las profundidades femeninas mientras él me toma por detrás.

Las #fuertesdeclaraciones tuvieron una reacción que no hubiera esperado a esa hora de la madrugada, el Timeline estaba prácticamente muerto y, salvo un par de conocidas, no pensó que leyeran su confesión. Como siempre pasa en esos casos, las personas suponen que es una franca invitación, así que recibió propuestas abiertas y por mensaje directo. Las abiertas las descartó de inmediato, pero hubo una por DM que le llamó la atención:
@Dante82 Soy la persona que buscas, mi novia es multiorgásmica y eyacula cabrón. Pásame tu correo y te mando fotos, queremos hacer un trío, urge.
Lo hubiera ignorado, como al resto, pero la promesa de una chica multiorgásmica la tentó demasiado. Intercambiaron correos y a los poco minutos tenía las fotos de la pareja, ambos atractivos; una imagen en particular fue la que la hizo decidirse, ella presionaba el pene erecto entre sus senos. Las proporciones de ambos la enloquecieron, eran justo como a ella le gustaban: generosos.
Concertaron la cita. Lo más difícil sería hacerlo sin que lo notaran su esposo y su novia. El horario matutino ayudaba mucho, ambos trabajaban y no tendría que desgastarse buscando pretextos.
Pensó en el tuit que había originado todo, ¿por qué esa necedad de tener a un hombre y una mujer al mismo tiempo?, ¿por qué no contentarse con sus parejas?, ¿qué otra mujer bisexual podía decir que su esposo le permitía tener novia? Sabía que era afortunada, su vida era casi perfecta, muchos la envidiaban.
Ni siquiera podría decir que el aspecto sexual con ellos era aburrido, él era dominante y ella amaba dejarse llevar, que le jalara el cabello, que le diera nalgadas al momento de cabalgarla, que los besos le sangraran los labios. Su novia, por su parte, era delicada, podían pasar horas en el escarceo, se recorrían buscando nuevos puntos de excitación; así descubrió que era extrañamente sensible en el muslo derecho, la presión justa podía hacerla llegar.
Lo que más quería de esa morena eran sus senos, la forma en la que se estremecía cuando rozaba los pezones con la lengua. Con ella había muchas formas de sucumbir, la favorita era rozando sus clítoris, las piernas que se cruzaban a manera de tijera, los jugos mezclándose, los movimientos exactos y acompasados para tener uno, dos, no sé cuántos orgasmos.
Sí, el sexo con ellos era bueno, pero no podía estar con ambos al mismo tiempo. Los amaba demasiado y la sola idea de verlos juntos le enfermaba, ¡ese maldito sentido de posesión que da el cariño! Así que a pesar de lo bien que la pasaba necesita algo más, el delirio de la pasión tripartita, los encuentros de lenguas, de texturas; crear una cadena de acontecimientos, esa guirnalda oral que genera un círculo perfecto. Tener al mismo tiempo lo mejor de la mujer y el hombre, sin tener que decidir por uno u otro.
La cita con @Dante82 y @alelidorada fue refrescante, era una pareja joven experimentando cosas nuevas; en efecto, la mujer era un manojo de orgasmos y la juventud del chico se mostró en su capacidad para satisfacerlas. Al final le pagaron, ella pensó rechazarlo, después de todo lo había hecho por el mero placer, pero comprendió que era lo mejor, estaba dando un servicio y se lo retribuían con dinero, eso que mantiene la distancia justa para no involucrarse.
Es sabido que a la primera vez las demás se suceden con facilidad y su caso no fue la excepción. El mismo estatus era el tuit que iniciaba las ofertas:
@frutoprohibido #yoconfieso que extraño hurgar en las profundidades femeninas mientras él me toma por detrás.
Tras la declaración venían las ofertas por DM, intercambio de fotos, acuerdos, reunión, orgasmos, dinero. Tenía el cuidado de elegir a las parejas, sabía que la podían engañar, que corría mucho riesgo, pero eso sólo la excitaba más. Nunca aceptaba ofertas fuera de su TL y procuraba seguirlos un tiempo para darse una idea de su vida y su personalidad antes de aceptar el trato. Las medidas le habían funcionado.
El encuentro memorable sucedió entonces. Él hizo el primer movimiento. Lo leía con regularidad y le encantaba esa forma educada y ceremoniosa de dirigirse a todos, por eso le extrañó mucho el DM:
@ochodecorazones Quiero medir la distancia entre sus pezones a besos. Tengo una necesidad galáctica de usted, una amiga mía le puede interesar ¿me visita?
No requirió más, ni siquiera le importó el riesgo o el desengaño, necesitaba conocer a ese hombre ¡y qué hombre! Desde el momento que sus miradas se cruzaron la química fue instantánea. Con sólo acercarse lo sintió en el sexo, en los labios, en las entrañas. Fue un magnetismo animal de esos que desbordan la pasión. Su acompañante creaba el escenario perfecto, los tres se saludaron como si fueran antiguos amigos, con familiaridad y desparpajo.
Él temblaba, el golpe de la adrenalina lo arrastraba a un deseo incontenible. A penas si pudo respirar mientras ellas se besaban, entonces se unió; sus cuerpos se reconocieron de inmediato, embonaron con la facilidad que el mero instinto brinda, el sexo en sí mismo como acto supremo de redención, un paso antes de la locura. La lascivia afloró. Los tres cuerpos se exploraban armoniosamente y con cuidado, él estrechaba sus muslos, ella se perdía en la espesura de la otra mujer. No hubo momento más perfecto en su vida que cuando sintió su hombría inundándola mientras se engolosinaba con la vulva de esa ninfa que sabía a leche y miel.
El recuerdo la persiguió sin tregua, añoraba las miradas que arrasaban todo con su intensidad. Entró a Twitter casi de manera automática, había un mensaje de él:
@ochodecorazones Es usted una diosa, volverla a ver sería una hecatombe, no habría forma de separarme de su lado. A sus pies, M.
Tenía razón, el grado de atracción que habían sentido sólo podía terminar en tragedia. Decidió seguir con su vida, aunque pensaba todo el tiempo en él. Por fortuna consiguió una nueva cita, @niteimaginas ya tenía tiempo en su TL y había sido de los primeros en lanzarle propuestas, así que esa vez aceptó y acordaron la reunión. Ella debía llegar a un departamento y la llave estaría debajo del tapete, a la usanza gringa.
Se encaminó al lugar, la dirección le resultaba conocida, pero no se acordaba por qué; encontró la llave y cuando giró la cerradura sintió vértigo mezclado con terror, pensó que era la impresión de estar con otras personas después del encuentro con @ochodecorazones, así que respiró y abrió la puerta.
La música de fondo hizo que recordara de golpe dónde había visto la dirección: en una tarjeta que había dejado su esposo en la mesa, el mismo que estaba en esa estancia con el pene en la boca de su novia.

Relato de "Epifanía Sexual"
*Autor: Katya Albiter

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