Oscar Fingal O'Flahertie Wills Wilde

jueves, 4 de febrero de 2010

Las orgías del concursante Equis. *20o. Relato



1
Mi nombre es Equis. Soy aprendiz de escritor y padrote. La literatura es mi razón de ser pero la casa de citas mi sustento.
Hace unos días releí un cuento que escribí y supe que era pésimo. Además, Adela Picha (mi asistente), me platicó que tres de las muchachas tienen gonorrea y no pueden trabajar: las cosas no marchan bien.
Afortunadamente, eso es fácil de curar; tres pinchazos, una caja de tabletas y asunto olvidado. Pero lo de mi cuento no tiene remedio. Días atrás lo mandé a un concurso organizado en Twitter, creyendo que quizá tendría alguna posibilidad, pero ahora me doy cuenta que soy un fracaso.
En un principio creí tener una historia original, personajes auténticos, una trama perfecta. Pero algo falló.
Creo que mi principal error fue la falta de un ambiente adecuado, más propicio para el arte. No se puede escribir en un putero. Es incómodo buscar el adjetivo exacto entre risas y jadeos. Un par de pezones inspiran pero desconcentran.
Creo que terminé haciendo un cuentito de amor donde la niña pobre se casa con el muchacho rico.
Soy un fracaso, soy un fracaso, no paro de repetir mientras busco el blog donde se publicarán los ganadores. Pero no están los resultados, en su lugar encuentro una nota que explica un aplazamiento en el veredicto.
No importa, tan sólo prolonga mi agonía. Encargaré a Adela Picha que vea a diario el blog y esté al pendiente.

2
Días después, el negocio funcionaba como de costumbre: comenzada la noche se llenó la casa, y mientras, algunos clientes esperaban su turno bebiendo. Todo parecía rutinario, ya saben, el ambiente olía a tabaco y fragancias baratas para ocultar el tufillo a látex y deseos consumados.
Yo, inspeccionaba como siempre hasta que una de las muchachas se acercó con un gesto de complicidad. Don Equis, según pude escuchar, los tres clientes que están con Adela Picha en la mesa, son escritores igual que usté, dijo, y de inmediato los busqué con la mirada.
Reconocí a dos de ellos: Miguel Cane y Rafael Tonatiuh, al otro, de más edad, no pude identificarlo. Antes de ir a presentarme los vi durante unos minutos. Estaban muy borrachos y platicaban acaloradamente, sobre todo Cane y Tonatiuh, el tercero fungía como árbitro y parecía incómodo.
Le di instrucciones a Adela para que mandara a las mejores chicas. Me acerqué para presentarme. Lo de mi vocación literaria preferí dejarlo para después, cuando hubiese mayor confianza. Ellos respondieron cordialmente a mi saludo e inmediatamente llegaron las tres muchachas que Picha había destinado y empecé las formalidades. Niñas, les presento a mis amigos, dije. Ellos, con la mirada clavada en sus tetas, se presentaron. Hola princesa, soy Miguel Cane. Buenas noches, Rafael Tonatiuh, para servirles; y de esta forma, supe el nombre del tercero, cuando, con mirada despreciativa y modales afeminados, saludó. Hola reinas, Fedro Carlos Guillén, mucho gusto, dijo, y después se volteó con indiferencia.
Las muchachas comenzaron su chamba y yo fingí no conocerlos. Chupadas por aquí y yemas de dedo por allá. Mandé traer dos botellas de champagne y las abrí diciéndoles que la casa invitaba. Aceptaron gustosos y por eso no tuvieron problemas con que estuviera con ellos. Me veían con gracia y yo me sentía por fin en una reunión literaria de alto nivel. Las chicas les sobaban los huevos, les agarraban la verga por encima del pantalón y la colocaban en medio de sus nalgas torbellinas, cuyas velocidades para girar sobre su mismo eje, son de otro mundo. Todos felices, excepto Guillén, quien se sentía incómodo con las mujeres, pero de vez en vez me miraba de forma coqueta.

¿Y qué festejamos?, cuestioné. Nada, somos jurados de un certamen y estamos muy aburridos, así que decidimos echar unos tragos y ver pelos un rato, respondió Tonatiuh. ¿Un certamen?, pregunté. Sí, somos escritores y estamos de jurados en un concurso convocado en Twitter, ¿sabes qué es Twitter?, cuestionó enseguida. En ese momento sentí que la mano de Dios rozaba mi dedo índice. Respondí con una sonrisa y supe que era mi oportunidad.

3
Entre alcoholes y mujeres, debatían el método para seleccionar al ganador de Tuiteras Prostitutas. Fedro Guillén sostenía que todos los relatos eran una mierda y proponía un volado para designar al vencedor. Al escuchar eso, yo pensé que si de todas formas iba a perder, el azar me daba al menos, igualdad de oportunidades. Así que me ofrecí para echar la moneda al aire.
No seas irresponsable, ya van varios concursos que hacemos eso, increpó Tonatiuh a Guillén, quien de vez en vez me hacía ojitos. Que se haga lo que se tenga que hacer, de todas formas me importa un pito, agregó Cane y bebió directo de la botella hasta que Tonatiuh la arrebató e hizo lo mismo.
Yo escribo una lista de los concursantes y hacemos una tómbola, propuse y aproveché para levantarme. Sin embargo, Fedro me cogió por la cintura y me regresó. Que vaya una de sus chicas, aquí están las llaves de mi auto, en la parte trasera están unas hojas con los datos de los participantes, dijo, mientras me abrazaba a la altura de las caderas con una mano, y con la otra, acariciaba mis muslos. Yo no dije nada y me aguanté como los machos. En ese momento supe que me estaba comportando como una puta, y tuve sentimientos extraños. ¿Qué sería capaz de hacer para ganar el concurso? ¿Será cierto que todos somos putas en algún momento de nuestra vida?

4
Adela fue al auto del coqueto Guillén. Cuando regresó con las listas, Tonatiuh las arrebató. Dame esos papeles, exigió Cane y los cogió por una esquina: todo era caos embarrado de sexo. Entonces comenzaron a balbucear y a cantarse verdades.
Ya, tranquilos, dije, mientras veía las hojas y sentía la gloria a unos cuantos centímetros de mis manos. Y continué: denme eso y yo escojo el título que me parezca más bonito y esto se acaba, se llevan otra botella y a una de las muchachas para que amanezcan calientitos. Y yo te llevo a ti mi rey, dijo Fedro Guillén, mientras me abrazaba y yo sentía escalofríos cuando rozaba su barba con mi mejilla.
Dame eso cabrón, insistió Cane a Tonatiuh, y ambos, con los pantalones a medio bajar, comenzaron una trifulca. Mis niñas, totalmente desnudas, intentaban separarlos. Todo era una masa de piernas y manos y pelos. Las manos de Cane sobre el cuello de Tonatiuh; y el pito parado de éste último, sobre la boca de unas de mis niñas, y la mano de ésta última, sobre el pezón de la otra, y la mano de la otra, sobre el pito de Cane: todo un espectáculo.
Intenté rescatar las listas de los concursantes, pero no pude porque Guillén me abrazó con mayor intensidad y de pronto sentí sus labios junto a los míos y su lengua introduciéndose en mi boca. Cuando pude zafarme, los papeles eran una porquería insalvable y el resto de los clientes aplaudía algo muy parecido a una lucha en lodo.
Supe que no había remedio, así que cuando Fedro intentó besarme otra vez, decidí acceder (todo sea por la literatura), y ambos caímos al suelo en una andanada de caricias pasionales. Me quitó los pantalones con la habilidad de cincuenta putas juntas y, sin más, entró en mi virginal y masculino cuerpo.
Cada vez que arremetía sobre mí, yo sólo atinaba a decirle el pseudónimo con el que entré al concurso: Soy Equis Ye, soy Equis Ye, le decía con la voz entrecortada por el dolor y algo que empecé a identificar como placer. Soy Equis Ye, atiné a decir antes del último suspiro de Fedro Guillén adentro de mí.

5
Los días siguientes me dediqué al alcohol con fervor inusual. Mis niveles etílicos me mantenían entre el delirio y la pesadilla, en las que a menudo, veía a Cane y Tonatiuh jugando burro entamalado o billar para decidir al ganador. Esa era mi rutina, hasta que, una mañana, las manos de Adela Picha sobre mi bragueta me despertaron. Apenas abrí los ojos, ella me restregó el monitor de la laptop en la cara, aún con la modorra, leí en tipografía grande, junto con la felicitación del blog, el título de mi cuento y mi pseudónimo. Adela brincaba a mi lado, parecía feliz. No compartí su furor, recordé el miembro de Guillén. Quise vomitar.


*Relato de "EQUIS"
*Autor: Eric Uribares @laguadalupana

0 comentarios:

 

Oh sí, también en FACEBOOK

Term of Use