Oscar Fingal O'Flahertie Wills Wilde

sábado, 13 de febrero de 2010

La Zury. *61er. Relato


*Ante la naturaleza que parece morir… el hombre aparece poderoso.


.Circunvalación.


Las luces en las orillas se funden contra las sombras y la ruidosa corriente asfáltica. Los bancos cerrados. El Comercio de carne humana estampa el triste obsequio callejero. No hay tierra, ni cielo. Faltan todavía unas horas para que amanezca. Un montón de anuncios luminosos coronan las distancias. El perenne olor a hierba se acerca desde una callejuela desierta. Una mujer. La zury. La más divertida de las reinas destronadas.
Profesion: Puta, prostituta. 37 años Pasando una temporada agria. Fingiendo un aire a fantástico.

Las virtudes católicas desaparecen entre su vestido ajustado de formas negras y un insoportable olor a perfume barato salta desde rincones siniestros. Las ojeras marcadas por el vendaval de las horas. La cara larga. Llena de lunares que absorben el azul alquitranoso y el denso suspiro de de los Marlboro 100s. Todos coincidían en que la Zury es una mujer cabrona.
Las calles largas, la respiración entrecortada. burbujas patinan sus paredes uterinas y las superficies cercanas. Las piernas pegajosas. Cascada de flores. Olor a fabuloso en los camiones. Los ronquidos flotan como una niebla y una tos se eleva desde el callejón. Bum. Sudor nocturno.

Un mareo. Los charcos pisoteados. Cierra la noche.

Zury sonríe. El aire vuela en círculos. Sus mejillas liberan un encantador secreto infantil. Como los cuentos. Como el algodón de azúcar. Sostiene con ambas manos una bebida. Lleva el vaso hacia su boca. el liquido desaparece. Su sonrisa es cada vez más grande. Sus labios destilan un invisible aroma a ron blanco. El alcohol comienza su carrera. Se estaciona. Unos segundos. Y viaja más arriba. Es bastante calido.la energía de la flores, prefiere salir de noche. Zury lo sabe.
Saca de su bolso una pequeña botella. Bacardi blanco. El ron cae, brinca y llena un cuarto del vaso. La botella choca contra el vaso. el sonido genera una nota y la dulzura de las estrellas. Sus mejillas hacen palidecer al blanco, al rosa, al azul.

Sonríe. Y vuelve a sonreír. Zury Ajusta sus plataformas verdes. Un aire sombrío aparece por debajo de sus cabellos. Apenas levanta la cara arreglándose. Arriba brillan fuerte los neones. Por la calle se desliza una patrulla.
Nervios. Vestida como las grandes damas la Zury mantiene su pose, infalible, muerto el resplandor de cualquier ternura. El azotar de la portezuela rompe el delgado hilo que sostenía su cordura. Peligro de muerte. Un policía. No importa el nombre, o identidad. ¿no es verdad?

Con la mano metida en el bolsillo del pantalón cuenta sus pasos. Calumniador de la especie humana. Aparece increíble. Sin errores. Esparciendo el espanto. Puro tito de tepito, sangre de asesino y cara de desgraciado. El terrible uniforme disfraza las células de la bestia. Algo parecido a un ronquido se escucha desde su garganta. Escupe y se acerca. Para mezclar sus turbios ojos con el rostro de Zury. Aparta su mirada del celular, y aparta de su memoria la pornografía que le mostró su comandante en la Black Berry y que le llegó por twitter. Llevaba dos horas con la suciedad en la memoria. La Toma su cabello. Lleva su peso de un lugar a otro.

-¿Que paso mi zury? ¿Tienes frio amor?-

Se acerca. Cada vez más. Más cerca. Un villano. Digno del hampa.

- ¡despáchame al de ahí!-

-¡sus ojos se apartan hasta la entrepierna. Zury respira. Lento. Apenas se mantiene.

La toma por la nuca cerrando el puño con fuerza.

- ¿ Tienes frio?

Canturrea besándole con suavidad el lóbulo de la oreja. –

¿Si . . . pinche Zury? -Mujer pendeja ¡! ¿Creías que te ibas a deshacer de mi, tan fácilmente?

–¡¡jaaaa!!¡ No mames wey!-

Le dice-mirándola a los ojos. Oprimiendo con un movimiento sus senos .Tropezando con un golpe violento.

-No me iré así como así-¡PUTA!-

La maldice, desafiante- Una sola mirada de pavorosas escenas y amenazas inmundas. Comienza la búsqueda incesante por maniobrar sus pantys. Ella lo mira con frialdad murmurando “algo” buscando que nadie más se entere. Un hilillo de voz.

-Eh-repone la Tira-eh ¡ eh ¡ pendeja ¡ -EH !

Se abalanza. Jalando las ropas convulsivamente, el empleado del vicio sórdido, gime, compartiendo su suerte, transpirando fuerte, bien fuerte. Un ser amargado que maldice cada instante del espíritu libre femenino. Una anormalidad inexplicable lo arroja sin titubeos hacia el cuerpo semi-vestido de la puta. Une sus labios dolorosamente a los de ella. Un momento de silencio .

-¡Espérate puto!-

Dice ella-casi instintivamente. Sin pérdida de tiempo. Repone el tira tratando de aparentar calma

-¿volvemos al trabajo chaparrita?

Metiendo ambas manos por debajo de la falda siempre indeciso de seguir adelante.-no te preocupes conejito –repone jadeante como si estuviera penetrando:

-ya te acostumbraras, ja! -ríe intentando el terror. Ella lo mira de reojo. Con un gato verdaderamente encabronado.

Nunca debemos dejar de esperar un milagro por que la suerte, a veces, se adelanta.

Una mano se levanta sosteniendo un instrumento rustico y grosero. Una aguda punzada rompe agitada temerosa y luego otra y luego otra con una rapidez vertiginosa. Zury lo pica. En sus ojos aparece el extraño fulgor de las criaturas nocturnas. Lo desliza conduciéndolo a la muerte en silencio, trastornando las potencias de la noche.

El tira, gira la cabeza furioso. Dispuesto a responder lo que considero una agresión, pero rápidamente lo detiene un golpe mortal. El filo de acero dibuja una abertura competente alrededor de su cuello, comunicando casi ambas orejas. La sangre comienza a brotar por el cuello del uniforme. Cortando de tajo el latido de su garganta. En vano, trata de reparar con ambas manos la herida, solo consigue arrebatar la atmosfera y llenarla de delicados chorreantes mojones de sangre.

Zury . la mas cabrona de todas la putas del barrio-acerca su cruel rostro hasta ponerlo muy cerca de su cara simiesca que se apaga sin poner resistencia. Voltea nuevamente para cerciorarse de la ausencia de censores malignos y le murmura cerquita:

-Si quieres … trátame como a una mujer agradable, a la que acabas de conocer-¡eh ¡ PENDEJO!

- sus labios explotan en una sonrisa, y sus nervios fallan estrepitosamente en un grito.. Lanza una risa. Casi infernal. Y luego chilla salpicada de sangre:

-¡ TU AMO ES TAN BASURA COMO TU! ¿ Eh?.

Dirigiéndose a el cautelosamente. El momento inmejorable de la risa. Cuando esta se hubo apagado. Mirándolo con frialdad.

- Apuesto a que ahora si estás muerto- Pensó-

Acercándose un segundo y arrojándolo de lleno al suelo. Se derrama un cuerpo uniformado. La oscuridad cae en sus ojos, ya privados ansiando el remoto pavimento. Cae un cuerpo. derrama espesa saliva. Por la boca. un dulzor que fascina. Un placer que destroza. Ella Tiembla involuntariamente. Sus pies se sumergen en una niebla profunda. Un lamento fabuloso. Terrorífico. Atraviesa la garganta. Un momento inmejorable. Sin juicios. Un último soplo, parecido a un murmullo se escapa por los labios colgantes y secos de Carlos

- sí, ese es su nombre-

Se derrama frio hierro de muerte sobre su rostro. Antes de que sus vitales soplidos retomen el aliento, la mano puntiaguda se hunde de nuevo, ahora sobre su costado, cortando fuerte . Se mueve una estrella y la vida conquista su amada libertad. Descienden casi bailando, lentamente… hacia el suelo. Un segundo.

Ella se inclina sobre el cuerpo para seguir los latidos mientras la tibia navaja va cortando la carne en hojas separadas y sueltas como si los alientos y la sangre salieran de sus ojos, dándole forma apropiada al crimen. En cuanto lo tuvo a sus pies, notó como en suspenso que su presencia ya no tenía objeto ahí. La mujer ser levanta y ocultando su rubor se mece entre las sombras. La rareza del lugar enmudece la calle.

Los neones aparecen violetas, naranjas y verdes y violeta otra vez tan penetrantes y sutiles que traspasan la piel. Los tabiques salpicados que se elevan desde la parte interior del edificio. Se escucha un sonido espeluznante. Caprichoso.

Pinche Zury. No podía hablar. Aunque hubiera querido, pero se alegro de no tener que soportar más su puto aliento.

Un lucero recorre varias calles, asustado, entre esquinas. en sus manos lleva el pedazo desgarrado de un fino recuerdo. Las pequeñas luces centellean fantásticas, desdoblando el amanecer demasiado resplandeciente de los sábados. Seguí vigilando por la ventana algunos segundos más. Debí quedarme contemplando la luz de la pantalla cerca de un minuto, sumergido en la estupidez del asombro. El señor está tirado en la arena. Sobre la tierra aparecen los restos de una conmovedora y escalofriante borrachera. El azotar de la portezuela revienta el delgado hilo que sostiene la cordura. La sed amorosa estrecha su boca . La profecía no tarda en realizarse.

Una nube gruesa vaporiza las coladeras y Zury corre. Zury solo corre.

*Relato de "El gran Varón"
*Autor: Antonio Pacheco R. @Hoek_Ren

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