Oscar Fingal O'Flahertie Wills Wilde

jueves, 11 de febrero de 2010

El Lic., el Doc. y el paquete. *58o. Relato.



-¿Rímel o pestañas postizas? Ya es muy tarde para pendejeando, mejor rímel. El sol se pone sobre Tlalpan y comenzamos a salir de nuestras madrigueras: hoteles, cuartos de azotea, vecindades. Las nenas, bien escotadas para que las reconozcan y les den su beso. Las piernas abrillantadas con crema Nivea, no se quedan atrás, asomando la piel entre medias de red. Subo en mi black el último tuit.
@alissontpt: tempra en tlalpan pa que no hagan cola en las colas. Ɵ_Ɵ

-Viernes de quincena y de chinga. Si no tuviera guardia me iba de putas con el Gutierritos, pero ni pedo. De verdad que el alcoholímetro me ha dejado dormir mejor los últimos meses. Los borrachales ya por lo menos agarran un taxi, y todavía hay pendejos avisando en tuiter de los retenes. Ojala salga algo bueno hoy: tengo que pagar la renta. Estos pendejos creen que soy rico teniendo ensartándome con los gastos mecánicos. Que los pague la procu.

-Una botellita de ron Castillo, dos paquetes de Delicados, mil quinientos pesos en la cartera, y una paseadita por Tlalpan a ver qué hay de nuevo.

-Hace tanto pinche frio que se me van a hacer piedra los pezones. Ya casi son las nueve y no me ha caído nadie. A ver qué quiere este pelonete. A este sí me le meto al coche.
-¿Que paso mi rey vamos a ir?
-¿Cuánto está la cosa?
-Son quinientos la hora chiquito al hotel o a tu casa.
Le toco su cosita en venganza de sus manoseos.
-Vámonos.

-11:35 ya se me hacia raro que la gente estuviera tan tranquilita. Jálate para Sur 74 interior 18 bis, nos cayó la chamba.

-¿Que paso mi Lic.?
-Dos cincuenta y unos, riña y alcohol.
-Ya está el forense
-Ah chingá, me ganó.

-Puta madre.
-¿Que pasó mi Lic.? no se me achicopale.
-¡Qué desmadre!
En un cuarto de azotea está un hombre muerto en un sillón sosteniendo un teléfono en la mano y una mujer degollada impregnada de sangre junto a una mesa. La sangre salpica piso y paredes.
-Está muy clarito. La vieja se le pone al pedo por algo y le saca una veintidós de seis tiros. El cabrón ahorita los ves muy chingón en el sillón, pero si miras la sangre. Primero va a la cocina.
-No me chingues esto parece la película cuando le sale el alien del estomago a un pinche negrito.
-Cuidado con derechos humanos mi Lic.
-Es que nadie nos oye mi Doc.
- Bueno de seis le dio cuatro: uno está en la puerta y otro se fue por la ventana de la izquierda. Uno al hígado, uno en el cuello, uno en el brazo y uno le reventó el maxilar.
-¿Y entonces?
-El veintidós es un calibre chico. Al tipo le dio tiempo de agarrar un cuchillo cebollero. Mira le voló los dedos de la mano izquierda. Tiene huellas de defensa en los antebrazos que se llevan los músculos y llegan al güeso, y le sorrajo el del cuello: se llevó los dos esternocleidomastoideos, se llevó la tráquea en el cricoides, el esófago y si no está la quinta cervical le vuela la cabeza. De paso le dejó el cuchillo encajado en el abdomen. Todavía le dio tiempo de marcar al 060. Estaban chupando a gusto, ahí sta la botella de ron Castillo a la mitad y el cenicero lleno de colillas.
-¿Es prosti o que pex?
-¿A poco así se viste tu vieja?
-Voy a embolsar la evidencia.
-A ver que más hay, que chingones son los guantes de látex, así no queda una huella. Aquí está la bolsa de ésta. ¿Qué hay por aquí? A una lanita…aquel cabrón está en su pesquisa, mejor me embolso la evidencia ¿Qué más hay? Una Blackberry; vénganos tu reino. Nada mal, la casa gana.
-¿Se viene al SEMEFO a la necropsia de ley?
-Pus, vámos.

-Ora sí que se la jalaron ya llegaron cuatro cuerpos y apenas son las dos de la mañana. Ya ni la chingan. Ni tiempo me ha dado de echarme mi guajolota y ya tengo que ir a recibir otro.

El Chiquilín toma una camilla. Las puertas de la camioneta del SEMEFO están abiertas cerca de la rampa de recepción.
-Ora pinche Chiquilín qués paroy.
-Nel güey, a la próxima yo te meto a la bolsa pinche ojete.
-Aguántala que al rato llega otro encargo.
-¿Qué trais?
-Una pinche vieja puta, uno pasional.

Deslizan el cuerpo sobre la camilla. La lleva al anfiteatro. Una de las ruedas de la camilla gira hacia todos lados y hace un chirrido que para los pelos. El Chiquilín (mide casi dos metros) jala el cadáver sobre la plancha. Con unas tijeras corta la ropa de la mujer y la arroja a un balde metálico. Deja una venda que trae alrededor del muslo. Le toca uno de los senos como si fuera un patito de hule.
-Ta güena. Todavía sta calientita.
Trata de meter el dedo a la vagina, pero le estorba el vendaje. Se acercan.
-Que la vayas preparando.
Chiquilín tiene treinta años trabajando en el SEMEFO, y cuando el jale se pone pesado “prepara a los cadáveres” Toma un bisturí y hace un corte desde el apéndice mastoides (detrás de la oreja) de lado derecho al lado izquierdo como una diadema. Con un disector separa el cuero cabelludo del cráneo. Serrucha el cráneo como si fuera una jícara, quita la tapa de los sesos y la deja sobre la tarja. Con unas tijeras rectas corta las meninges y con unas tijeras curvas corta los nervios ópticos, los pares craneales y el tallo cerebral. La masa encefálica sale como una gelatina. La coloca en la balanza. Mecánicamente toma un bisturí y hace un corte profundo en la piel de clavícula a clavícula; en la línea media hace un corte profundo hasta el pubis Se lleva piel, tejido celular subcutáneo y músculos. Queda expuesto el esternón y el peritoneo.
-¿Qué trampa Chiquilín?
-Nada mi Doc., se la sonaron gacho. Buenas Lic.
-Buenas Chiquilín
-¿Cómo está el cerebro?
-Bien, pesó dos setecientos, fue niña (ríen).
-Tiene una herida penetrante con arma punzocortante a nivel del corazón, le reventó cayado aórtico. Con la herida del cuello tenía.
El médico forense retira el peritoneo, abre el estómago con unas tijeras rectas. Hay alcohol, saca unos granos de maíz, mete la nariz entre las paredes del estómago.
-Nada más traía unos esquites en la panza y el alcohol que se empinó.
Estoy acostumbrado a ver cadáveres, pero el olor a esquites y alcohol con taco de tripa y el tajo en en el cuello me traen jodido. Me recargo en la mesa.
-¿Qué pasó Lic. ¿Se quiere recostar?
Chiquilín y el forense se ríen.
-Nomás se me quitó el hambre.
Me acerco otra vez. El médico retira el cuchillo del vientre.
-Un arma punzocortante alojada en la fosa iliaca derecha, que toca intestino delgado y colon descendente.
Saca el arma y se la pasa al Chiquilín que la mide.
-Veinte centímetros de hoja.
El médico abre el intestino con un bisturí.
-Hay restos de comida digerida en el intestino, se aprecia una masilla blanquecina envuelta en moco espumoso, parece ser pollo, y algunos restos de tortilla.
Abre el intestino delgado a lo largo, saca un objeto redondo del intestino.
-Mire Lic., una moneda de 20 centavos de las viejitas. Tenía más de treinta años.
El Chiquilín ríe, el Lic., continúa pálido. El Doc. avienta la moneda a la báscula donde está el cerebro y continúa con la necropsia.
-El colon descendente con herida punzocortante, se aprecia filtración de material fecal particularmente fétido.
El licenciado no aguanta más se tapa la boca y sale vómito amarillo verdoso entre sus dedos se acerca a una cubeta metálica y se descarga, se limpia el vómito de la boca con las mangas de la chamarra y las manos en el pantalón. El Chiquilín le acerca una torunda con alcohol.
-Ya vamos a terminar Lic.
-Se aprecia un vendaje compresivo a la altura de la ingle en el miembro pélvico derecho. ¿Tendría una hernia o qué chingados?
Chiquilín corta el vendaje ensangrentado. El médico lo retira. Mira sorprendido entre las piernas del cadáver. El Chiquilín se lleva la mano a la frente. El Lic. no se da cuenta de nada.
-Madre.
-Madre ¿Qué?
-¿Pues qué no ve mi Lic.?
Huele profundamente el alcohol, abre y cierra los ojos queriendo enfocar. El Doc. toma algo debajo del pubis.
-Pues que no es puta, ¡es puto!, tiene paquete: un miembro masculino con huevitos.
-Hijo de la chingada. Ahí stuvo el pedo.
-A buebo.
-Viéndolo bien, tiene la glabela prominente típica de un cabrón; las manos grandes, tiene patas de hombre de las nieves.
-¿Y las chichis?
-Pues estaba tragando estrógenos.
-Ciérralo, Chiquilín.
El forense y el licenciado salieron del SEMEFO a la cantina Universal que está enfrente. Se tomaron unas cervezas y unos tequilas mientras la Blackberry robada vibraba en la bolsa del licenciado sin parar.

*Relato de Silbalbais.
*Autor: Michel Silbalbais @MarcialSi

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